Thakhek Loop
#Day49 – 10 al 12 de Mar
Me había dicho una amiga que lo mejor que había hecho en Laos había sido el Thakhek Loop, una ruta circular de 500 km en moto por su provincia, entre paisajes kársticos , junglas y arrozales.
Pocos turistas y carreteras solitarias, y no se equivocaba. Desde que llegué a Laos apenas había sentido ese contacto con la carretera: los trayectos que había hecho habían sido en autobús o mini van y sentía que me faltaba algo por descubrir.
La libertad de parar donde quiera, comer a la hora que quiera, hacer miles de fotos y charlar con cualquiera en mitad de la nada sólo te la da la moto. Percibir los olores, tragar polvo, sufrir el calor o el frío extremo sólo quién es motero sabe lo que significa, así que también para mí ha sido la mejor experiencia en Laos por el momento.
Un Laos un tanto descafeinado si sigues las rutas predeterminadas, pero sorprendente si te sales aunque sea al menos por 3 días.
Buscando ese Laos con el que reconciliarme, esta mañana había decidido hacer dedo hasta mi siguiente destino, Pakse, pero después de 40 minutos bajo el sol y con un cartel escrito en Laosiano donde ponía el nombre de Pakse, he desistido . Será porque soy un tío, o porque es domingo y la gente no viaja o porque no he tenido suerte, pero todo el mundo me decía con un gesto que iba aquí al lado y no a Pakse a más de 300 km. Igualmente me lo he pasado pipa con ellos, que me sonreían y yo a ellos. Muchos se paraban para decirme “Chiquillo, ¡que tienes la estación de autobuses ahí al lao!” y yo insistiendo en que me llevaran. Tendrá que ser en otra ocasión cuando siga los pasos de Dean Moriarty y Sal Paradise en “on the road”.
Así que continúo la historia desde este bus que nada le tiene que envidiar a una furgoneta de mercancías con su correspondiente karaoke.
El primer día salgo tarde. Entre alquilar la moto, echar gasolina, comprar un par de pulpos para sujetar la mochila y sacar dinero por el camino me entretengo, y a lo que me doy cuenta estoy metido en carretera viendo pasar campos de arroz secos en esta época del año y montañas increíbles como pintadas en el paisaje. Descarto entrar a ninguna cueva con su Buda correspondiente por llegar cuanto antes a la frondosa selva y al lago, aunque, lo que yo pensaba que era un lago, resulta siendo un macro pantano con su correspondiente central hidroeléctrica; un pantano muy reciente donde todavía, a cada vuelta de la enrevesada carretera se ven miles de árboles muertos, testigos de la inundación de este hermoso valle.
Llegada y descanso en el Sabaidee guesthouse, una especie de motel de carretera de montaña con cabañitas alrededor de una zona ajardinada con su barbacoa y su petanca para que los franceses puedan jugar a su deporte nacional.
Para mí el mejor día sin duda el segundo desde Thalang hasta Khong Lor, 180 km por delante que empiezan con un paisaje idílico por la carretera que atraviesa la jungla y el pantano y que pronto se convertirá en una carretera en construcción donde me cruzo con camiones de grava, apisonadoras y demás maquinaria, pero por la cual circulo sin ningún tipo de problema.
Tras varios kilómetros creo estar rodando por el desierto en el París – Dakar y no queda nada de mi imagen motera: me he convertido sin darme cuenta en una croqueta de tierra y polvo. Devoro kilómetros y poco a poco llegando a Laksao me desprendo de polvo y tierra.
Parada en un mercado local para reponer fuerzas. Reanudo la marcha para llegar a un manantial de agua cristalina, no está el día para baños así que directo a ver las cascadas de Nam Sanam. Nadie me había dicho que la cascada es apenas un hilillo de agua, lógico por otro lado en esta época seca, aún así el recorrido para llegar hasta ella a través de la jungla es de lo más espectacular que he visto, mereció la pena subir esos tres kilómetros y andar por la jungla escuchando todo tipo de ruidos de a saber que animales, me apresuro a regresar para que no me pille la noche camino de Khong Lor, todavía me quedan unos 50 km y el atardecer me pillara entre campos de arroz y montañas.
Tercer día y vuelta de regreso a Thakhek, mas de 170 kilometros por delante y sin madrugar mucho me decido a visitar la cueva de Khong Lor, mas de 7 km de río subterráneo atraviesan esta montaña de punta a punta haciendo de la cueva una maravilla de la naturaleza, navegable en su mayor parte con unas pequeñas embarcaciones con capacidad para 3 personas mas el capitán.
Tras la visita el camino de vuelta ya es simple rutina, un discurrir de campos secos, selva tropical y casas de madera sobre pivotes.
La carretera mejora y mi pequeña moto alcanza una velocidad considerable, calculo los kilometros que me quedan y me da tiempo, antes de que anochezca a parar para comer mi sopa de noodles diaria, con su lechuga fresca, cilantro, menta y judías frescas que se le añaden a gusto del consumidor, al igual que el grado de chile picante…
Bonito viaje sigue adelante besos
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Gracias Mami, besos
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Gracias por compartir tu viaje con nosotros. Espectacular los lugares y la fotografía.
Happy and safe travels. Un abrazo desde Melbourne
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Gracias a vosotros por leerme y comentar, me alegro que os guste😊😊😊, mañana justo vuelo ya para Melbourne. Nos vemos pronto para unas cervecitas… Un abrazo
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Me dejas enganchada ser.. al leerte ha sido como si lo estuviese viviendo tb. Muchos besos
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Graciasssss, me alegro mucho que te haya gustado, la verdad que un poco todos viajáis conmigo a través del blog!!!! Un beso desde Melbourne
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Gran viaje! Me han gustado mucho las fotos 🙂 y bien detallado. Puede servirme de referencia cuando viaje allí!
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Me alegro que te hayan gustado las fotos y te pueda inspirar en tus viajes! Gracias por el comentario, Sldos
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